jueves, 21 de octubre de 2010

ALTERNATIVA MARTIANA PARA LAS AMÉRICAS. PARTE 1

ALTERNATIVA MARTIANA PARA LAS AMÉRICAS. (ALMA)
PLATAFORMA HISTÓRICO CULTURAL (PROYECTO)
“CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS”.

INTRODUCCIÓN

La creación de la “Alternativa Martiana para Nuestra América” (ALMA), propuesta por el Presidente Hugo Chávez, representa tanto una necesidad histórica como el producto del proceso de afirmación y transformación de nuestros pueblos en la constante lucha por una sociedad más justa, humana y disfrutable en nuestras sufridas, pero rebeldes tierras. Lucha que ha sido una sola, la misma desde que el primer español pisó nuestras tierras con afán explotador y colonizador. Su creación constituye un acto de justicia para con los próceres cimeros de nuestra región, y es un llamado a las nuevas generaciones para tomar la estafeta.

Bolívar soñó y luchó por la Patria Grande, integrada al devenir del mundo, como miembro igual, como ejemplo de justicia y libertad, de progreso y prosperidad. Bolívar y Martí proclamaron a viva voz los sueños de nuestras tierras y de nuestras gentes. El ALBA es el renacer histórico de la propuesta de unidad Geopolítica Bolivariana. Es, como su nombre indica, el amanecer de la esperanza y el despertar del letargo en que nos sumió la fuerza y la ignorancia. Y el ALMA será el espíritu que soporte y anime estos sueños y estos esfuerzos.

Bolívar afirmó el 31 de diciembre de 1813: Es menester que la fuerza de nuestra nación sea capaz de resistir con suceso [éxito] las agresiones que pueda intentar la ambición europea; y este coloso de poder, que debe oponerse a aquel otro coloso, no puede formarse sino de la reunión de toda la América Meridional bajo un cuerpo de nación, para que un solo gobierno pueda aplicar sus grandes recursos a un solo fin que es el de resistir con todos ellos las tentativas exteriores, en tanto que interiormente, multiplicándose la mutua cooperación de todos, nos elevará a la cumbre del poder y de la prosperidad. Previendo el peligro del naciente imperialismo de los EE.UU., Bolívar afirmó en 1824 “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad”

Y no se limitó a proclamar la necesidad de la Unidad Geopolítica Latinoamericana, sino que con visión preclara incluyó a los pueblos de Asia y África. La necesidad de la unidad Tricontinental estaba ya en su pensamiento:
  
“Después -decía en ese documento- de este equilibrio continental que busca Europa, donde menos parece que debía hallarse, en el seno de la guerra y de las agitaciones, hay otro equilibrio, el que nos importa a nosotros: el equilibrio del Universo [mundo]. La ambición de las naciones de Europa lleva el yugo de la esclavitud a las demás partes del mundo; y todas estas partes del Mundo debían tratar de establecer el equilibrio entre ellas y Europa para destruir la preponderancia de la última. Yo llamo a esto el equilibrio del Universo [mundo]…”.

La idea del equilibrio del mundo también la encontramos en José Martí:  “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo. Vea lo que hacemos, Vd. con sus canas juveniles,-y yo, a rastras, con mi corazón roto.” (OC T4 Pág. 111)
Unidad Geopolítica Latinoamericana y de los pueblos sojuzgados de África y Asia, y equilibrio frente a las potencias coloniales, son categorías claves del pensamiento bolivariano que Martí heredó, aplicándolo a las condiciones de su tiempo. Martí señala refiriéndose al encuentro panamericano convocado por el naciente imperio, que ese será el “recuento del honor, en que se vea quiénes defienden con energía y mesura la independencia de la América Española, donde está el equilibrio del mundo;” 

Este propósito se ha intentado actualizar una y otra vez en nuestra historia, Sandino reivindicó plenamente a Bolívar en su documento Plan de Realización del Supremo sueño de Bolívar, y hoy el ALBA parece al fin destinada a hacerlo realidad en tiempo breve.

A José Martí, el más moderno de los luchadores por la primera independencia, le tocó nacer en un la última colonia española en América, por lo que heredó toda la experiencia proveniente de las luchas anteriores, -los éxitos y los fracasos, las virtudes y los defectos, las fortalezas y las debilidades- que no permitieron, en un primer intento, realizar los sueños de unidad geopolítica, justicia, libertad y prosperidad de quienes le antecedieron en las contiendas emancipadoras.

Y es que aún, en los albores de nuestras naciones, no había madurado aun el ALMA LATINOAMERICANA. Fue este gigante de nuestras tierras, en extraordinaria obra creativa, organizativa y unificadora en torno a un claro pensamiento, -reelaborando con exquisito cuidado de lo más fecundo del quehacer humano en la historia toda de las sociedades del planeta- quién perfiló la esencia de lo que sería el alma nueva de nuestra especie. Ni hombres ni pueblos pueden rehuir la obra de desarrollarse por sí, fue la esencia de su convocatoria. Nuestra América, con esta herencia, estaría llamada a ser, en la historia universal, un fiel de equilibrio, justicia, libertad y prosperidad. Un ejemplo, una guía, y un sendero fértil. La Alternativa Martiana constituye un intento por difundir y hacer crecer el espíritu que anima a nuestras tierras, es el ALMA del ALBA.

Supo Martí, con la certeza del instinto guiado por el amor incondicional al ser humano, que la vida es mucho más que la mera apariencia material, que detrás de las acciones está el espíritu que las anima. En una carta al General Máximo Gómez, fechada en Nueva York, 20 de Octubre de 1884 -que debía ser de obligado conocimiento para todo americano digno- escribió:  “Si la guerra es posible… es porque antes existe, trabajado con mucho dolor, el espíritu que la reclama y hace necesaria: y a ese espíritu hay que atender, y a ese espíritu hay que mostrar, en todo acto público y privado, el más profundo respeto; –porque tal como es admirable el que da su vida por servir a una gran idea, es abominable el que se vale de una gran idea para servir a sus esperanzas personales de gloria o de poder, aunque por ellas exponga la vida.-El dar la vida sólo constituye un derecho cuando se la da desinteresadamente.” (O. C. T. 1 Pág. 178).

Y más adelante añade: “La patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia.” Clavaba así en la picota a uno de los más acérrimos enemigos de la dicha de los pueblos, el caudillismo. Que junto a las divisiones internas, que en ocasiones respondían a los intereses de dominación de otras potencias, y a la marginación de los pueblos originarios -que se mantuvieron en el mismo régimen de servidumbre-, aunado al racismo -sobre todo hacia la raza negra- ha causado estragos en cada una de nuestras naciones; fueron las causas principales para que se frustrara el sueño de Bolívar y de todos los próceres que lucharon por la unidad de nuestros pueblos. La división creada e inducida, que ha trascendido los límites geográficos, se logró insertar en nuestras mentes, hay que sustituirla por la unidad de todos nuestros pueblos y nuestros corazones. Unir para vencer ha de ser nuestro propósito.

He aquí el primer objetivo del ALMA, así como el sentido y la imprescindible necesidad de su existencia. Trabajar por servir de brazo espiritual e ideológico a los anhelos más puros, nobles y profundos de nuestros pueblos y nuestros próceres. Para lograrlo, habrá de trabajar en la dirección de elaborar una plataforma histórico-cultural capaz de unir, en un solo haz, a todas las voluntades de nuestras tierras que aspiran a vivir en un mundo de justicia, paz, igualdad, fraternidad y libertad verdaderas.

Bolívar, Morelos, Juárez y Martí, junto a otros muchos, lucharon y señalaron el camino en una especie de primera época, más adelante, una vanguardia de latinoamericanos siguieron su ejemplo y su camino, Sandino, Mariátegui, Mella, Aníbal Ponce, Artigas, el Che y toda una pléyade de los espíritus más dignos y puros de nuestras tierras, nos legaron las pistas y los caminos que hoy resulta necesario conocer y actualizar para lograr que Latinoamérica juegue su papel en el equilibrio justiciero del mundo, y como del mundo se trata, no podemos olvidar los aportes que al pensamiento de los pobres han hecho los seres de otras latitudes, comenzando por Jesús e incluyendo a Marx, Engels, Rosa Luxemburgo y todos los seres generosos que han sentido con entraña universal y defendido la justicia. La lucha iniciada hace 200 años por la emancipación de nuestros pueblos, continuará hasta que se conquisten los derechos negados y la verdadera independencia, por la que han dado sus vidas los mejores hijos de nuestras tierras.

Durante la PRIMERA CONFERENCIA MARTÍ JUÁREZ Y LINCOLN EN EL ALMA DE NUESTRA AMÉRICA, celebrada en Monterrey, del 15 al 17 de octubre del año 2009, inspirada en el Congreso Anfictiónico que convocara Bolívar en el Siglo XIX en Panamá, se puso de manifiesto la imperiosa necesidad de la creación de la Alternativa Martiana para Nuestra América (ALMA), la cual fortalecerá los mecanismos que harán realidad la aspiración de lograr la unidad geopolítica, y la  unidad de nuestra Patria Grande Latinoamericana y Caribeña.

Esta acción urgente, reviste una gran importancia frente a la crisis que vive hoy la civilización capitalista representada por los Estados Unidos y sus contrapartes europeas y asiáticas. Esta Crisis de Civilización, es el preludio de un cambio de estadio histórico de la humanidad, del capitalismo al socialismo, y puede provocar una catástrofe de proporciones incalculables para la humanidad. La situación exige medidas que permitan alcanzar una cultura general e integral, cuya primera categoría sea la justicia. Que haga posible articular las acciones del movimiento universitario y cultural en general, con las de los movimientos sociales, de los sectores excluidos, y de los pueblos, que cada vez con mayor fuerza, surgen y se desarrollan. Esta etapa sería la premisa para alcanzar unidos la victoria definitiva frente a la injusticia y la arbitrariedad impuestas por el gran capital, que ponen en peligro la propia existencia de los seres humanos en la tierra. Que la cultura, la economía y la política se vistan de humilde, de indio, de explotado, de mujer, de niño, de pobre, de negro… y luchen denodadamente junto a ellos por la redención definitiva de todos los seres humanos.

También se aprobó en esta histórica conferencia: “Constituir una Comisión Internacional, la cual presentará una propuesta concreta que definirá las bases de la nueva postura que se requiere para la unidad de acción, incorporando la herencia del pensar y el actuar dejado por Bolívar, Martí, Juárez, Morelos, Mariátegui, Mella, Sandino, Aníbal Ponce, Artigas, Eloy Alfaro, el Che, y todos los héroes de nuestras tierras.”

Para construir la herramienta de pensamiento revolucionario que ha de ser la Plataforma Histórico-Cultural, hemos partido de algunos elementos esenciales contenidos en el presente documento:

1- El presente documento será un permanente proyecto en elaboración. Cada Comité Local o Nacional del ALMA, y cada persona que lo asuma, podrá proponer modificaciones y actualizaciones al texto propuesto, de forma que contantemente estemos en capacidad de ajustarlo a los tiempos. El ALMA, creará los mecanismos pertinentes para lograr que este propósito se cumpla.

2- Considerar lo mejor del pensamiento universal, y en particular el pensamiento de José Martí, Simón Bolívar y demás próceres y pensadores de Nuestra América y del mundo, e incorporarle los aportes posteriores. 

3- Aplicar de manera creadora la obra y el pensamiento de Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin, Rosa Luxemburgo y otros pensadores universales.

4. Concebir formulaciones que permitan la integración de las diversas corrientes de pensamiento que se plantean la necesidad de luchar por la conquista de un mundo mejor, y en particular las ideas del cristianismo representadas en la Teología de la Liberación.

5. Lograr el necesario equilibrio entre el pensar materialista y el pensar idealista.

6-Sintetizar armónicamente el planteamiento de todos los pensadores sobre una base filosófica adecuada.  Marx afirmó refiriéndose al tema:

“Así la sociedad establecida produce al hombre en toda la riqueza de su ser –produce al hombre rico profundamente dotado de todos los sentidos- como su realidad durable. Se verá como subjetivismo y objetivismo, espiritualismo y materialismo, actividad y sufrimiento, sólo pierden su carácter antitético; y así su existencia, como antítesis en la condición social; se verá como la resolución de la antítesis teórica es sólo posible de una manera práctica, en virtud de la energía práctica del hombre. Por lo tanto, su resolución no es en modo alguno sólo un problema de conocimiento, sino un problema real de la vida, que la filosofía no podría resolver, precisamente porque concebía este problema simplemente como problema teórico.” (Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, Pág. 115)

7. Lograr la unidad de todas las fuerzas que luchan por un mundo mejor, en el que queden erradicadas la injusticia y la exclusión social.

8. Estimular el dialogo entre generaciones y entre sectores de la sociedad y alcanzar una cultura general e integral cuya primera categoría sea la justicia.
El documento construirá además, un puente de dialogo entre Nuestra América, EE.UU., Canadá, África y Asia con el objeto de sumar lo mejor del pensamiento de esas naciones y para propiciar la búsqueda de un nuevo marco de relaciones sobre las cuales se puedan reconstruir en el futuro las relaciones entre las dos Américas, sustentadas en un trato justo, sin discriminación, y basadas en las ideas del Bien y la Virtud expresadas por José Martí. En este sentido, el respeto a la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia, el derecho a un trato justo y respetuoso a los pueblos y recursos de Nuestra América, por parte de los gobiernos estadounidenses, y la eliminación de la explotación a la que son sometidos los países de América Latina y el Caribe, serán objetivos básicos del quehacer del ALMA.

9- Promover el concurso solidario de los pueblos hermanos de Asia y África, pero sobre todo de África, con su poderosa cultura, su alegría y sus misterios, que han contribuido a hacernos lo que somos. Debemos atender políticamente la realidad de ese complejo fenómeno de transculturación protagonizado por los libertos africanos, por muchos años desestimado o ignorado, en cuya esencia continúa germinando la idea magna de la hermandad de dos continentes, no separados, sino unidos por el Atlántico en una comunidad de naciones, esta realidad sustenta históricamente la más reciente gesta solidaria de Cuba, que con el ejemplo del Che, contribuyó a preservar la independencia de Angola y a la liberación de los pueblos sojuzgados por el apartheid de Namibia y Sudáfrica.

REFLEXIONES INICIALES

No es por gusto, ni por casualidad, y mucho menos por respeto a la verdad ni al conocimiento que los modernos ideólogos del Imperio se empeñan en proclamar el “fin de la historia”, tema al que se refirió Armando Hart Dávalos en su trabajo  La Cultura: Motor Principal de la Economía” de la siguiente manera: “En el mundo actual -que algunos quieren llamar postmoderno- se ha impuesto tanto en el Este como en el Oeste, como una gran calamidad, el materialismo vulgar y ramplón, y se concreta la amenaza de que todas las contradicciones sociales, políticas, económicas y culturales se agudicen y multipliquen, se hagan incontrolables y conduzcan al fin de la historia, pero no al modo tecnocrático en que lo expuso un burócrata del imperio, sino como el último capítulo de la vida humana sobre la Tierra

¿Estaremos de veras los seres humanos en los últimos años de nuestro tránsito por este hermoso planeta? Lamentablemente, hay serios indicios de que esta podría ser una terrible realidad en tiempo breve, si los seres conscientes de esta época no somos capaces de encontrar solución urgente a los problemas que nos ha tocado enfrentar, entre los que se destacan, por su significación y complejidad, el problema del cambio climático y la amenaza de guerra nuclear. Razón tremenda, que ha de impulsarnos a llevar a feliz término la empresa que nos estamos proponiendo y a poner en ella todo nuestro empeño y todas nuestras capacidades.

Diversos temas debatidos en la Primera Conferencia de Monterrey, nos aproximan a la necesidad de una convivencia entre la humanidad y la naturaleza, a trabajar por una conducta regida por el amor entre los hombres y por el respeto a la naturaleza.

Es urgente ir al rescate de la memoria histórica, que nos permita aprender de sus lecciones, aplicar la crítica inteligente y consecuente de las deformaciones interpretativas de sus hechos, -que el trabajo de los representantes de las ideologías de los imperios han introducido en nuestras mentes y en nuestras acciones-, el rescate de las omisiones, y la valoración adecuada de los diferentes movimientos emancipadores.  Y no sólo rescatar nuestra memoria, sino también aprender a hacer una relectura de la historia, -y quizá hasta sea necesario reescribirla- pues los hechos históricos de nuestras tierras -y de todas las tierras- han sido deformados de forma tal que sirvan a los intereses de dominación de los imperios. En este proceso de rescate de nuestra memoria histórica colectiva Eduardo Galeano nos dejó un testimonio de indudable valor, “Las Venas Abiertas de América Latina” libro que, en gesto digno, le obsequiara Chávez a Obama.

El Che fue bien consciente de esta realidad y a ella se refirió con agudeza: “las taras del pasado -enfatiza Che- se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas”

Es urgente trabajar en esta nueva concepción unitaria, sin exclusiones de ningún tipo, por compartir ideas políticas o filosóficas diferentes, como requisito para alcanzar esa sociedad de justicia, amor, y libertad, donde se respeten los derechos humanos de todos, y en especial de aquellos que viven en las condiciones más precarias que podamos imaginarnos y a quienes se le niegan los derechos más elementales. Y hacerlo con una unidad y cohesión interna capaz de resistir todo intento del imperialismo de subvertir el orden establecido.

NECESIDAD DE UN RESCATE ANTROPOLÓGICO CRÍTICO.

Martí escribió, refiriéndose a este tema que: “hasta que no se haga andar al indio, no comenzará a andar bien la América.” (OC T8 P337) José Carlos Mariátegui comprendió también a cabalidad la importancia del indio como el cimiento de nuestras nacionalidades en formación, y fue uno de los pocos pensadores marxistas de su tiempo que comprendió la importancia de los pueblos originarios, en una articulación socialista y revolucionaria con otros sectores sociales y culturales de nuestros ámbitos nacionales. Lamentablemente, esta tradición fue opacada por las corrientes eurocéntricas, que prevalecieron en la mayoría de las organizaciones y partidos políticos de la izquierda, que no se interesan en los movimientos indígenas hasta que no irrumpen con la fuerza de las armas, o incursionan masivamente en la política, y -por lo que se observa-, son renuentes a reconocer las visibles aportaciones de los pueblos indígenas en la construcción del socialismo del siglo XXI. En esta tarea participarán -no sólo como aliados tácticos- sino a largo plazo, otros sectores sociales y socio-étnicos, y no sólo los enmarcados tradicionalmente en la izquierda o en el movimiento obrero. La articulación interna de este movimiento al socialismo no se ubica exclusivamente en el ámbito económico, en los intereses materiales objetivos de un grupo o clase social, o de la combinación y compromiso entre varios de ellos, sino también a nivel subjetivo, ideológico y cultural.
 
Rosa Luxemburgo hace una defensa de las culturas originarias, y las relaciona con el comunismo primitivo, indicando que ellas tienen mucho que enseñar por sus tendencias colectivistas, por una vida más armónica dentro de su organización social.  Destaca que el comunismo del futuro “conservaría la propiedad colectiva de los medios de producción, la planeación de la economía, el trabajo y la administración colectivos, base de la transparencia y de la armonía social, pero se incorporarían los derechos humanos, tomaría en cuenta una adquisición indispensable de la humanidad, la noción del individuo como portador de derechos... El comunismo futuro no aniquilaría al individuo en nombre de la colectividad, sino permitiría su efectiva realización como individuo libre e igual al interior de la colectividad.”

Los pueblos originarios se caracterizan por su participación activa en las relaciones sociales y naturales, en el sentido de que no se distinguen ni se conciben como entes separados de la comunidad ni de la naturaleza. Esta característica se opone notablemente al carácter alienado y egoísta de las sociedades capitalistas, donde se privilegia el individualismo y se han roto los vínculos que unen orgánicamente a la población con el ambiente. De modo que una primera conclusión acerca de la cosmovisión de los pueblos originarios es que se opone a la cosmovisión del capitalismo occidental.

La cosmovisión de los pueblos originarios está imbuida de solidaridad humana y ecológica. Para sus miembros, el destino de las personas es inseparable del destino de la comunidad y del destino de la naturaleza, de la tierra. La célebre Carta del indio Seattle al presidente de Estados Unidos -que debía ser incluida con urgencia en nuestros programas escolares- es un ejemplo claro. “El hombre no creó la trama de la vida, es sólo una fibra de ella. Lo que haga con ese tejido, se lo hace a sí mismo.”

Para reforzar el contraste entre la cualidad solidaria-comunitaria de las etnias, de los pueblos originarios y la alienación que caracteriza a las sociedades penetradas por la ideología del capitalismo, conviene detenerse en la apreciación de Pablo Nguyen Thai-Hop, en su estudio del neoliberalismo. Allí, Thai-Hop se refiere a la concepción de uno de los principales exponentes teóricos del neoliberalismo, Friedich von Hayek, para quien la solidaridad resulta ser “un sentimiento particularista del grupo pequeño”, pero, en la gran sociedad competitiva, gobernada por la ley del mercado, “el sentido de la solidaridad hacia el semejante a quien no conocemos, deja de ser una obligación moral…”.

El sacerdote dominico vietnamita ofrece la muestra de una fórmula muy usada para atacar las iniciativas revolucionarias, acusándolas de intentos regresivos, de retorno a condiciones superadas por el “progreso”. Esta maniobra debe enfrentarse, en cuanto descarta la posibilidad de aprovechar los aportes contemporáneos de las culturas ancestrales al proceso revolucionario, especialmente en la actualidad, cuando las practicas de autonomía en México, con las Juntas de Buen Gobierno zapatistas o la policía comunitaria de Guerrero, así como los movimientos indígenas que llevaron a las presidencias de Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, quienes a su vez han reivindicado a las poblaciones indígenas de esos países. El propio presidente Chávez, en un discurso reciente, expresó que el proyecto socialista debe partir del “socialismo indígena o indo-venezolano, y repotenciarlo o actualizarlo” y pidió la ayuda de los pueblos y las comunidades indígenas.

Otro aspecto a considerar es el relativo a las formas actuales que presentan sus autogobiernos a partir del principio de mandar obedeciendo, la revocación del mandato, el gobierno como servicio, que significan otras formas de hacer política y de ejercer el gobierno, sin castas ni burocracias. Aquí también es apreciable el aporte que puede obtenerse de los pueblos indígenas, en función de la construcción socialista del futuro que descanse en el principio de la voluntad y la acción de sujetos activos y autónomos que no deleguen su representación a estructuras que pueden devenir en otras formas de dominio y mediatización.

Del análisis de las luchas en América Latina durante las dos últimas décadas destaca el papel de las resistencias y la construcción de autonomías de los pueblos indígenas. En Nicaragua, México, Guatemala, Panamá, Colombia, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú, entre los países signados por esta presencia, los movimientos indígenas han sido protagonistas persistentes en la caída de gobiernos, defensa de territorios, recursos naturales y estratégicos, enfrentándose sistemáticamente a las políticas represivas de los Estados y a la rapacidad de las corporaciones transnacionales. De sus procesos autonómicos se han vislumbrado nuevas formas de gobierno participativo, renovadas convivencias políticas y propuestas para darle un nuevo contenido a la desgastada democracia institucionalizada. El gobierno de la Revolución Sandinista fue el primero en reconocer constitucionalmente a las autonomías y promulgó la Ley de Autonomía de la Costa Caribe como adelanto de lo que ocurrirá mañana en nuestras tierras.

Las organizaciones políticas de los pueblos indígenas han mostrado su continuidad, perseverancia, flexibilidad e imaginación frente a la burocratización y deterioro de los  esfuerzos organizativos en los ámbitos partidistas, sociales y gremiales.

Un ejemplo de las características de la vida social en los pueblos originarios es el de la comunidad de los Kung, estudiada por Richard Lee: El compartir impregna profundamente el comportamiento y los valores de los Kung, dentro de la familia y entre familias. Así como el principio de beneficio, egoísmo y racionalidad es consustancial a la ética capitalista, lo es el de reparto a la conducta social en sociedades recolectoras. Los Kung son muy igualitarios; no solamente no tienen una división entre ricos y pobres, sino que tampoco tienen jefes o líderes. Una vez Richard Lee preguntó si los Kung tenían líderes. "Desde luego tenemos líderes," contestaron, "de hecho somos todos líderes, cada uno de nosotros es un líder sobre sí mismo." (John Molyneux ¿Es la Naturaleza Humana una Barrera al Socialismo?)

El cristianismo primitivo estuvo organizado en forma muy diferente al actual, los cristianos originales vivían en comunas, compartiendo todos sus bienes. La familia primitiva tuvo un sistema de parentesco que en nada se parece al de la familia de clase, basado en la herencia y el predominio del hombre. No es por gusto que Engels escribiese un trabajo especial dedicado al tema, ni que en el “Manifiesto Comunista” Marx dedicase varias páginas al análisis del asunto. Lo mismo ocurre en el resto de los aspectos de la vida, que tal parecen inversiones de los valores defendidos por las sociedades de clase o “la cultura occidental”, sociedades que son de la muerte y no de la vida, diabólicas y no divinas.

Los ideólogos de los imperios han trabajado duro para deformar la historia, la vida y los valores de los indios de todas las latitudes, presentándolos como indolentes, inmorales, cobardes y asesinos. Y lo han hecho con la certeza de que su cosmovisión y su vida constituyen los más poderosos e invencibles argumentos para demostrar la inhumanidad del sistema opresor que defienden. En Nuestra América, y en todo el mundo, existen múltiples ejemplos de resistencia heroica por parte de los pueblos originarios. En Cuba los Taínos hicieron realidad el clamor de Patria o Muerte, prefiriendo ser exterminados antes que explotados, y por toda América encontramos ejemplos semejantes de resistencia heroica.
Ahora bien, como todo tema que enciende la pasión y hace trabajar a los ideólogos de los imperios, ha de tener una significación profunda y trascendente. Hay que decir, porque es cierto, que también en este terreno, en ocasiones, los enemigos de la vida han logrado desviar la atención de los asuntos centrales: la carencia del estado, el colectivismo, la ausencia de propiedad privada y un tipo de familia diferente, asuntos de candente importancia para el Pensamiento Transformador del Siglo XXI, que no se pueden eludir ni menospreciar. No constituye un azar que a este estadio de la historia se le haya denominado Comunismo Primitivo.

Y es que, al hablar de pueblos originarios, consciente o inconscientemente, nos estamos refiriendo a la fuerza social y cultural del sistema agrario comunal, es decir, que estamos incluyendo al campesinado en general, ya que los pueblos originarios son esencialmente agrícolas y recolectores. Esta fuerza ha ido menguando con el éxodo creciente de las poblaciones originarias hacia las ciudades; básicamente hacia actividades de servicios, comercio y sólo una pequeña parte a engrosar las filas de los obreros.

No hemos de olvidar que una de las premisas del socialismo es la erradicación de las diferencias entre el campo y la ciudad que, junto a la superación de la división entre el trabajo intelectual y el manual, constituyen los dos pilares básicos de la construcción de un mundo nuevo.

Cada clase, estamento, agrupación, en fin… cada grupo humano tiene sus propias insatisfacciones, sus propias demandas, su propia historia, sus propias tendencias, provocadas, en última instancia, por la enajenación y el carácter inhumano de las sociedades basadas en el dominio y la explotación de una clase sobre las demás.

Si llevamos este problema hasta sus últimas consecuencias, los burgueses, propietarios y explotadores debían estar interesados en mejorar el mundo, pues también sufren, -como expresó Marx en los Manuscritos de 1844-, las consecuencias de la enajenación, y sus vidas están marcadas por el sufrimiento, aunque en otras dimensiones.

Como lo expresa contundentemente Marx, en Miseria de la Filosofía: “La condición de la emancipación de la clase obrera es la abolición de todas las clases”. Con el derivado de que, al desaparecer las estructuras clasistas, desaparecen también las estructuras políticas y emergen nuevas formas de organización social no antagónicas. Se pregunta Marx: “¿Esto quiere decir que después del derrocamiento de la vieja sociedad sobrevendrá una nueva dominación de clase, traducida en un nuevo poder político? No, de ningún modo.” “En el transcurso de su desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad civil por una asociación que excluya a las clases y su antagonismo; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de clase dentro de la sociedad civil.” Luis Vargas. “Etnias y Reforma Constitucional”. Material original el autor.  (P-3)

Es decir, que la vanguardia de la sociedad, -que son los no propietarios todos-, una vez alcanzado el triunfo, ha de “suicidarse” como clase, y pasar a representar los intereses de la sociedad en su conjunto, concebida como un sistema. El olvido de esta necesidad, -el insistir en la dictadura y el dominio de una clase, en la división sostenida y su mantenimiento en el tiempo-, junto al predominio de un tipo de trabajo en detrimento de otros, puede llevar -y ha llevado- bajo diferentes excusas y justificaciones, al establecimiento de un nuevo poder político y a una nueva forma de opresión y explotación de una clase sobre las demás.

Una vez más, José Martí supo ponerse por encima de su tiempo, y predecir esta potencial contradicción, que ha provocado lamentables consecuencias en el desarrollo de las luchas por un mundo mejor:

“El patriotismo es censurable cuando se le invoca para impedir la amistad entre todos los hombres de buena fe del universo, que ven crecer el mal innecesario, y le procuran honradamente alivio. El patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres. Apena ver insistir en sus propios derechos a quien se niega a luchar por el derecho ajeno. Apena ver a hermanos de nuestro corazón negándose, por defender aspiraciones pecuniarias, a defender la aspiración primera de la dignidad. Apena ver a los hombres reducirse, por el mote exclusivo de obreros, a una estrechez más dañosa que benigna; porque este aislamiento de los hombres de una ocupación, o de determinado círculo social, fuera de los acuerdos propios y juiciosos entre personas del mismo interés, provocan la agrupación y resistencia de los hombres de otras ocupaciones y otros círculos; y los turnos violentos en el mando, y la inquietud continua que en la misma república vendría de estas parcialidades, serían menos beneficiosos a sus hijos que un estado de pleno decoro en que, una vez guardados los útiles de la labor de cada día, sólo se distinguiera un hombre de otro por el calor del corazón o por el fuego de la frente.”   OC T1 P320

El movimiento campesino, las autonomías, las guerrillas campesinas, etc. han hecho un indiscutible aporte al desarrollo social, como también el movimiento estudiantil, el intelectual, el obrero, el de las razas, el de los géneros etc. y también cada uno de ellos ha corrido el peligro de ser utilizado en contra de sus hermanos de intereses, y de perder el rumbo por una concepción inadecuada acerca de que hacer, una vez alcanzada su parcial victoria, incluyendo al obrero y al de los pueblos originarios. 

Mucho hemos de aprender los que intentamos mejorar al mundo de la organización social primaria, la más justa y natural que ha conocido la historia humana. Engels, en su conocida y magistral obra, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, -que debía ser más estudiada y divulgada- termina el libro citando a Morgan:

“La disolución de la sociedad se yergue amenazadora ante nosotros, como el término de una carrera histórica cuya única meta es la riqueza, porque semejante carrera encierra los elementos de su propia ruina. La democracia en la administración, la fraternidad en la sociedad, la igualdad de derechos y la instrucción general, harán vislumbrar la próxima etapa superior de la sociedad, a la cual tienden constantemente la experiencia, la ciencia y el entendimiento. Será una reviviscencia de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las antiguas gens, pero bajo una forma superior”  Morgan. La Sociedad Antigua, Pág. 552.

Estamos afirmando la necesidad de reconocer a las culturas originarias y la necesidad de reestructurar nuestras naciones como multiculturales y multinacionales, como se hace en Bolivia, Ecuador Nicaragua y Venezuela, para lograr una sociedad mas justa. Bajo el dominio del capital, las estructuras de clases impiden la conquista de ese mundo mejor al cual se aspira, con justicia para todos, y el goce de los más elementales derechos humanos. Es necesario ratificar los valores de esos pueblos que tanto han aportado a nuestras culturas y a nuestros pensamientos. Es un compromiso histórico, orientado a cambiar la imagen aún predominante en muchos textos escolares, filmes y obras literarias, que señalara Martí al decir: “De la barbarie de los indios hablan; fuera más justo hablar de sus virtudes y prudencia.” 

Por todo lo anterior, resulta muy importante el que los Jefes de Estado y de Gobierno y Jefes de Delegación de los países que conformamos la Alianza Bolivariana de los Pueblos de las Américas, Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA-TCP, reunidos a fines de junio de 2010, en la ciudad de Otavalo, Ecuador, junto con autoridades indígenas y afro descendientes electas y designadas de la región, hayan elaborado una declaración en la que entre otros importante asuntos señalan:

 “1. Entendemos al Estado Plurinacional Unitario en la forma como se ha dado en los procesos constituyentes de la República del Ecuador y Estado Plurinacional de Bolivia, como expresión de unidad en la diversidad, que asume una forma democrática de convivencia, expresada en la interculturalidad que es el relacionamiento armónico entre las culturas.

2. Ratificamos nuestro compromiso con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que significó una victoria en la lucha por lograr el reconocimiento de sus derechos colectivos. Del mismo modo, reafirmamos nuestro compromiso con la Declaración y el Programa de Acción de Durban contra el racismo, la xenofobia y la intolerancia; así como a la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y la Declaración de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural.

3. Reiteramos nuestro compromiso para avanzar en los procesos de construcción de sociedades incluyentes, culturalmente diversas y ambientalmente responsables, que excluyan la explotación del ser humano, que promuevan el trabajo no enajenado, y en las que existan condiciones para un diálogo entre iguales y un intercambio real de saberes, conocimientos y visiones en nuestra región”.

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